Seguramente, cuando recordamos el 25 de Mayo de 1810, la primera palabra que se nos viene a la mente es “Libertad”. Esa libertad que sólo podemos conseguir luego de haber reconocido quiénes somos y hacia dónde queremos ir. Libertad para recorrer nuestro propio camino y construir un sueño-país.
Recordamos lo ocurrido en la ciudad de Buenos Aires, cuando un grupo de criollos logró destituir al virrey Cisneros, de la mano de hombres y mujeres como Mariano Moreno, Juan José Castelli, Juana Azurduy, Martín de Güemes, Manuel Belgrano y San Martín entre tantos otros.
A partir de las invasiones inglesas, los criollos habían aprendido que España no tenía el poder suficiente para dominar y proteger sus colonias. De esta manera los ingleses fueron expulsados por la acción y decisión de todo el pueblo porteño. De a poco fueron descubriendo la capacidad de organizarse y defenderse. Fueron descubriendo su potencial. Ideas claras y firmes. Objetivo en común.
Necesitamos saber de dónde venimos para saber hacia dónde vamos. Todo un desafío en este momento que nos toca vivir. Como los patriotas de aquel 25 de Mayo, somos gente común, con ideales. En nosotros se encuentra la posibilidad de hacer de nuestra patria un lugar donde el trabajo, la salud, la educación y la justicia sean una realidad para todos. Para nosotros y para los que vendrán.
Como dice el Papa Francisco, “es nuestra responsabilidad hacer un buen uso del don de la libertad”
